viernes, 29 de agosto de 2008

123.123.123

El Canto de María del Silencio 

 Y entonces es cuando decido escribir. Porque enciendo esa emoción fugaz y certera que me prende el alma y me ciega las ansias. No más gritos desde la sala, el viento se los traga. He perdido y recuperado mi mente tantas noches que por fin estoy vacío. El vacío de las montañas, el mismo que nunca se aleja del alma humana.

 Son caballos salvajes que se fusionan en cabellos, en sonrisas, en labios brillosos y vivos. He decidido aguantar bajo el amparo de la paz y no dejar que me ahogue lo absurdo. No más segundos perdidos. No más gritos reprimidos. Porque el viento es viento y así es el sentimiento, infantil, sincero. Ahora el rey es el silencio, no hay que decir nada de más. La voz es preciosa y tan fatídica que a veces un solo susurro derriba el cielo.

 Aunque creamos que en algún momento se nos va a escapar la perfección del instante, debemos correr detrás de aquella certeza perdida que dice que la existencia es solo esto: una luz en el firmamento. Si no siempre puedes tomar el autobús más cercano y esperar a que el destino destruya el tiempo. …..