miércoles, 2 de julio de 2008

...dos textos, pequeños y escurridisos




Té con spinetta



Abre abre rápido las puertas del saber. No se puede vagar con tan poca sinceridad bajo los rayos del sol. Hay que correr y entender el amor, porque una mujer no es superficie ni tampoco banalidad, el sexo enseña los misterios del azar. Tanta pureza ha de no ser dejada en el aire, tanta no puede ser tragada por el viento. Hay pronto también que correr por entender, que el mundo es un instante y que nada nunca será resuelto claramente con una moneda. Es entender que no estamos despiertos ni dormidos y las puertas por si solas se abrirán. Fe en el presente, fe en el olvido. Prometer ser parte de otros cuerpos, correr, tomar té con spinetta. Y si a lo lejos estallara el alba, sonreír sabiendo que el mundo algún precioso día , iría a colapsar. …….






Tiempo Ligero




Cantó entonces aquella codorniz,

preciosa y sigilosa.

Perdida en la gran nada gris

de una lejana rosa.




Mi corazón respira contra la tormenta,

despertando al sueño dicen por ahí.

Me vuelve loco y me revienta,

¿hasta cuando todo seguirá así?



Las luces dejaron de llover,

Mis pies paran pero nada para de girar.

Sembradíos de gente sin entender,

Tanta libertad encomendada al iluso azar.



Y la canción dice.

Y la canción repite:

“Se va el pasado,

se queda el presente”.




Siempre peregrinar.

Pensando solo en entender

y en alcanzar.

Amar el alba,

Sangrante y perdido.



Porque si el viento en un soplo te maldice,

no hay marcha atrás, solo queda esperar.

Esperar el momento,

el instante de volar.





Javier Arce , julio 2008


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