lunes, 10 de noviembre de 2008

Billetes

Empieza a sonar Bob Dylan y empieza a crecer la necesidad de escribir. Por ahora no puedo en mi libreta, esta manchada con sangre, por lo que busco el bizarro ordenador.

Es un gran momento en mi vida. Se dice que no hay ningún héroe como el poderoso presente, pero este presente es diferente a todos. Me veo obligado a tomar decisiones, todas prontas, todas implacables, que terminaran siendo textos importantes en el libro de la vida, ya sea que se queme en el infierno o vuele por los cielos astrales…

Y a pesar de toda esta cantidad de texto que he leído para salir de mi vacío no logro aún ver las cosas con claridad. Existen personas que te dan todo un día y te lo quitan cuando están al borde del abismo. Se me mostró en mi pasado corto por obra de la madre vida con diferentes personas y diferentes relaciones, que muchas de mis bases estaban en el olvido, perdidas, tragadas entre ilusiones que cada ser de estos perdió hace mucho tiempo. Triste, en efecto.

Pero uno no es ninguna víctima. Siempre debemos ver también a través del cristal de los ojos del prójimo. Muchos solo somos víctimas de la corriente de sucesos que nunca pudimos dominar. Y ahí es donde entra mi futuro, mi presente. Se enseña que debemos ver siempre hacia dentro y juzgarnos como un extraño cualquiera. Si es que estamos condenados a sentir ciertas cosas que para la esencia son pavorosamente innecesarias. No nos permitimos correr libres de ellas, somos esclavos, sirvientes, malditos.

Lo bueno es que ya se me dijo, y se me dijo lo difícil que va a hacer. Profecía divina e infinita que embellece el brillo interno de mi decapitada alma. Las ilusiones de volarme la cabeza con el viento están guardadas ahora debajo de la cama. Y tan iluso soy que me digo a mi mismo que pronto me liberaré de cualquier vicio. De cualquier demonio que quiera pelear a muerte. De cualquier cosa que no sea la nada.

Porque uno nació desnudo en este abismo y desnudo se va.





Javier Arce

No hay comentarios: